CARTA GASPAR QUINTANA OBISPO DE COPIAPÓ
El agua nuestra, el agua
de todos
Mensaje para el Día
Internacional del Agua
22 de marzo de 2013
+Gaspar Quintana J.,
CMF.
Obispo de Copiapó
Un año más y el mismo tema: el agua. Parece un tema repetido y ya sin
fuerza. Pero precisamente porque es de suma gravedad urge estar poniendo este
asunto en la conciencia de todos: autoridades, empresarios, trabajadores y
ciudadanos de todas las edades.
En efecto, decir que el agua es toda necesaria, significa que el acceso
de todos y cada uno de los ciudadanos y ciudadanas es un “derecho inalienable”
que no puede ser tramitado ni menos marginado de la conciencia individual y
colectiva.
“El Día Internacional del Agua” quiere poner en el primer plano de los
intereses de la humanidad una realidad tan simple como necesaria como ésta: sin
agua no hay vida, la supervivencia está en crisis, no hay dignidad para la vida
humana.
El recordado Benedicto XVI nos alerta frente a este hecho que es cada
vez más dramático: cuidar el agua del planeta, como elemento esencial para las
actuales genera-ciones y las que vengan en el futuro para las diversos pueblos
y culturas de la tierra.
Al tocar este tema volvemos a decir que se requiere una “responsabilidad
de veras compartida” por todos en considerar y administrar con inteligente
madurez social este recurso precioso que es el agua.
Pensar de este modo en nuestros
valles de Atacama nos llevará a hacer posible que “todos puedan tener acceso
al agua, y de modo especial, aquellos hombres y mujeres que en cualquier
parte de la tierra “viven en condiciones de pobreza o de urgente necesidad.”
Los gobernantes, los empresarios de
la minería y otros sectores de la producción, más todos los ciudadanos deben
tener claro que “el derecho al agua es un imperativo ético y político en un
mundo que dispone de niveles de conocimiento y de tecnologías capaces de acabar
con las situaciones de escasez de este elemento básico para sobrevivir digna y sanamente.”Mirando el planeta, nuestro propio país, de modo especial nuestra Región ubicada en este Norte, tendríamos que evaluar el grado de responsabilidad social con que afrontamos el tema.
Hoy comienza a repetirse en
diversos ambientes una expresión nacida al alero de la Iglesia: la vigilancia
frente a “los desiertos de los desiertos.” Con estas palabras se hace alusión a
“esos desiertos que nacen en el ser humano por una ausencia de criterios éticos
que originan los desiertos físicos o materiales. Estos van apareciendo por una
explotación irracional de los recursos naturales como el agua limpia y
suficiente o el aire puro y no contaminado.
Que este “Día Internacional del
Agua” nos impulse a todos a “modificar nuestra manera de vivir en un
esfuerzo educativo capaz de restituir a este bien común de la humanidad que es
el agua, el valor y el respeto que merece.” Tener esto en cuenta nos
ayudará a actuar según esas motivadoras palabras de Jesús: “ámense unos a
otros como Yo los he amado.”
+Gaspar Quintana J.,
CMF.
Obispo de Copiapó
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