PETICIÓN DEL PAPA, ESCUCHAR EL GRITO DE LAS VÍCTIMAS DE LA MINERÍA Y GRITO DE LA TIERRA
El Papa pide escuchar el grito de las víctimas de la
explotación minera
El Santo Padre envía un carta a los organizadores del
encuentro, invita "a actuar constructivamente con todos los actores
involucrados, en un diálogo sincero y respetuoso”.
Por Rocío Lancho García
Ciudad del Vaticano, 17 de julio de 2015 (ZENIT.org)
El santo padre Francisco ha enviado un mensaje a los
representantes de las comunidades interesadas por las actividades mineras que
participarán en el encuentro ''Unidos a Dios escuchamos un grito” organizado
por el Pontificio Consejo Justicia y Paz, en colaboración con la red
latinoamericana Iglesias y Minería. La misiva que ha difundido hoy la Oficina
de prensa de la Santa Sede, está dirigida al cardenal Peter Turkson, presidente
del Pontificio Consejo Justicia y Paz, encargado de organizar el encuentro que
se desarrollará en Roma, en el Salesianum, desde este viernes 17 al domingo 19.
En su mensaje, el Papa asegura que todo el sector minero
está “indudablemente llamado a efectuar un cambio radical de paradigma para
mejorar la situación en muchos países”. Y precisa: “los gobiernos de los países
de origen de las empresas multinacionales y los de aquellos en los que operan
pueden contribuir a ello”, así como “los emprendedores e inversores”, “las
autoridades locales que supervisan la ejecución de las operaciones mineras”,
“los trabajadores y sus representantes”, “las cadenas de suministro
internacional con sus varios intermediarios y los que trabajan en los mercados
de estas materias” y “los consumidores de productos en los que se han utilizado
minerales”.
Todas estas personas --asegura el Santo Padre-- están
llamadas a adoptar un comportamiento inspirado en el hecho de que constituimos
una sola familia humana, ''que todo está relacionado, y que el auténtico
cuidado de nuestra propia vida y nuestras relaciones con la naturaleza es
inseparable de la fraternidad, la justicia y la fidelidad a los demás".
El Papa observa que los representantes que participan en
este encuentro vienen “de situaciones diferentes” y experimentan “de diversos
modos las repercusiones de la minería, ya sea la de las grandes empresas
industriales, o la de los artesanos y operadores informales”.
Francisco señala que se reunirán en Roma para que se escuche
el grito de tantas personas, familias y comunidades que sufren directa o
indirectamente por las consecuencias a menudo, demasiado negativas, de la
minería.
“Un grito por la tierra perdida; un grito por la extracción
de riquezas del suelo que, paradójicamente, no ha producido riqueza para las
poblaciones locales que siguen siendo pobres; un grito de dolor en respuesta a
la violencia, a las amenazas y la corrupción; un grito de indignación y de
apoyo por las violaciones de los derechos humanos, discreta o descaradamente pisoteados
por cuanto respecta a la salud de las poblaciones, por las condiciones de
trabajo, a veces por la esclavitud y la trata de personas que alimenta el
trágico fenómeno de la prostitución; un grito de tristeza e impotencia por la
contaminación del agua, del aire y del suelo; un grito de incomprensión por la
carencia de procesos inclusivos
De apoyo de las autoridades civiles, locales y nacionales,
que tienen el deber fundamental de promover el bien común”, observa el Papa.
Asimismo, reconoce que los minerales y, en general, la
riqueza del suelo y el subsuelo “constituyen un don precioso de Dios, que la
humanidad ha utilizado durante miles de años”.
A propósito, el Pontífice recuerda que la recién publicada
encíclica Laudato Si' ha querido “lanzar un llamamiento urgente a colaborar en
el cuidado de nuestra casa común, para contrastar las dramáticas consecuencias
de la degradación ambiental en la vida de los pobres y excluidos, y avanzar
hacia el desarrollo integral, incluyente y sostenible”.
Finalmente, el Santo Padre anima a las comunidades
representadas en este encuentro a considerar “cómo pueden interactuar
constructivamente con todos los demás actores involucrados, en un diálogo
sincero y respetuoso”. Además, expresa
su deseo de que esta ocasión “contribuya a una mayor conciencia y
responsabilidad en estos temas: partiendo de la dignidad humana es como se crea
la cultura necesaria para hacer frente a la crisis actual.”
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