¿Por qué un Decenio dedicado a «El agua, fuente de vida»?
El agua es esencial
para la vida. Ningún ser vivo sobre la Tierra puede sobrevivir sin agua. El
agua resulta indispensable para la salud y el bienestar humanos así como para
la preservación del medio ambiente. A pesar de ello, cuatro de cada diez
personas en el mundo carecen de acceso a una simple letrina y casi dos de cada
diez no tienen acceso a una fuente segura de agua potable. Cada año, millones
de personas, la mayoría niños, mueren por enfermedades relacionadas con un
abastecimiento de agua, un saneamiento y una higiene inadecuados. De acuerdo
con la Organización Mundial de la Salud, cada día mueren alrededor de 3.900
niños a causa del agua sucia y de la falta de higiene; las enfermedades
transmitidas a través del agua o de los excrementos humanos constituyen la
segunda causa de muerte infantil en el mundo después de las enfermedades
respiratorias. Tanto la escasez como la baja calidad del agua y un saneamiento
deficiente afectan negativamente a la seguridad de los alimentos, las opciones
de sustento y las oportunidades de educación, sobre todo las de las familias
más pobres del planeta. Los desastres naturales relacionados con el agua como
inundaciones, tormentas tropicales y tsunamis, tienen una enorme repercusión en
la vida y el sufrimiento humanos. También demasiado a menudo la sequía golpea a
los países más pobres, agravando las situaciones de hambre y malnutrición.
Más allá de cubrir
las necesidades básicas del ser humano, el abastecimiento de agua y los
servicios de saneamiento, así como el uso que hacemos de los recursos hídricos,
son factores determinantes para un desarrollo sostenible. En algunas partes del
mundo, el agua constituye la principal fuente de energía, mientras que en otras
se desaprovecha casi totalmente su potencial energético. También resulta
indispensable para la agricultura y forma parte de numerosos procesos
industriales y, en muchos países, supone el principal medio de transporte.
Gracias a un mejor entendimiento del conocimiento científico, la comunidad
internacional ha empezado a apreciar en mayor medida los beneficios derivados
de los ecosistemas acuáticos, por ejemplo, en el control de las inundaciones,
la protección contra las tormentas o la purificación del agua.
Los desafíos
relacionados con el agua aumentarán significativamente en los próximos años. El
continuo crecimiento de la población y el incremento de los ingresos
conllevarán un enorme aumento del consumo de agua y de la generación de
residuos. La población de las ciudades de los países en desarrollo crecerá de
forma alarmante, lo que generará un aumento de la demanda muy por encima de las
capacidades de los servicios y de la infraestructura de abastecimiento y
saneamiento de agua, ya hoy en día insuficientes. Según el Informe de las
Naciones Unidas sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo, en el
2050, al menos una de cada cuatro personas vivirá en un país con escasez
crónica o recurrente de agua.
Parece que hay
algunos más de unos pocos motivos para posicionar los temas relacionados con el
agua y el saneamiento entre las principales prioridades de las agendas
internacionales.
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