Refiriéndose también al Perú, según el diario vaticano, el prelado puso de relieve una paradoja: a pesar de la crisis internacional generalizada, el año que inicia deja entrever una "leve mejoría económica y financiera en América Latina".
Sin embargo, este crecimiento económico --se pregunta--, "¿es un crecimiento de todos y para todos, o sigue habiendo una gran parte de la población que lucha por sobrevivir?". La respuesta está en una visión y una práctica de la economía aún arraigada profundamente, que se caracteriza por intereses personales y corporativos, lo que contradice la necesaria búsqueda del bien común.
Según el arzobispo, para vencer, o al menos mitigar las desigualdades sociales y la pobreza generalizada en América Latina --agravada por viejos y nuevos males--, como por ejemplo, la violencia y las drogas, se debe "distribuir la riqueza", recuperando el ineludible valor social y la dimensión ética de la economía y las finanzas; se necesitan proyectos de desarrollo sostenible de amplio alcance, que tomen en cuenta a los excluidos de la sociedad.
En definitiva, "un nuevo modelo económico basado en la doctrina social de la Iglesia", que contiene un conjunto de principios, enseñanzas y directrices destinadas a resolver, en el espíritu del Evangelio, los problemas socio-políticos y económicos.
Fuente: Comunicaciones Pastoral Social Caritas
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