lunes, 31 de diciembre de 2012

LA PAZ ES POSIBLE

Inspirado en las palabras de Jesucristo “bienaventurados los que trabajan por la paz porque serán llamados hijos de Dios” el Papa explica que la bienaventuranza consiste en el cumplimiento de una promesa dirigida a todos los que se dejan guiar por las exigencias de la verdad, la justicia y el amor; y complementa diciendo que la paz concierne a la persona humana en su integridad e implica la participación de todo el hombre. “Se trata de paz con Dios viviendo según su voluntad. Paz interior con uno mismo, y paz exterior con el prójimo y con toda la creación”.


Sumo Pontífice destaca que la paz es posible, que no es una utopía o un sueño, sino que son nuestros ojos los que “deben ver con mayor profundidad, bajo la superficie de las apariencias y las manifestaciones, para descubrir una realidad positiva que existe en nuestros corazones”.

El camino para la realización del bien común y la paz implica “ante todo” el respeto de la vida humana, considerada en sus múltiples aspectos, desde su concepción, en su desarrollo y hasta su fin natural. “Auténticos trabajadores por la paz son, entonces, los que aman, defienden y promueven la vida humana en todas sus dimensiones: personal, comunitaria y transcendente”.

Otro aspecto importante es plantearse un nuevo modelo de desarrollo y otra visión de la economía porque el desarrollo integral, solidario y sostenible, además del bien común, “exigen una correcta escala de valores y bienes, que se pueden estructurar teniendo a Dios como referencia última”. “En concreto –dice el Papa- dentro de la actividad económica, el que trabaja por la paz se configura como aquel que instaura con sus colaboradores y compañeros, con los clientes y los usuarios, relaciones de lealtad y de reciprocidad. Realiza la actividad económica por el bien común, vive su esfuerzo como algo que va más allá de su propio interés, para beneficio de las generaciones presentes y futuras. Se encuentra así trabajando no sólo para sí mismo, sino también para dar a los demás un futuro y un trabajo digno”.

Fuente: Página Iglesia







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