sábado, 8 de diciembre de 2012

PEDIMOS DIÁLOGO Y FIN A LA VIOLENCIA EN FREIRINA



               He creído un deber como pastor de esta diócesis de Copiapó visitar la comunidad de Freirina en la situación que está viviendo estos días.

                Reunirme con mucha gente ayer por la noche en la población Vicuña Mackenna para  escuchar sus preocupaciones, y discernir lo que está pasando, nos ayudó a todos a examinar serenamente los acontecimientos. La oración desde la Palabra de Dios sobre lo sucedido estos días ha sido de gran poder para iluminar y fortalecer el corazón de todos y ayudar a poner fin a esta preocupante situación.

                Junto con dar gracias al Dios de la vida por el amor a su valle de esta gente sencilla y trabajadora, uno valora el esfuerzo de esta comunidad porque su tierra y su ambiente sean apreciados y respetados como creación de Dios para el bienestar de cada persona y de cada familia. En este sentido, lamento profundamente la violencia sufrida por Yahir Rojas, con el consiguiente dolor y preocupación de su familia y de los vecinos de Freirina. 

                Recordamos anoche lo que el beato Juan Pablo II, decía, a propósito del cuidado del medio ambiente: "el aire puro y no contaminado, el agua limpia y suficiente" no son una dádiva, sino un derecho humano de toda persona. Es un grito de toda la humanidad hoy día que deben atender con aguda sensibilidad ética los gobernantes, los empresarios, los trabajadores y toda la comunidad humana.

                A un día de iniciado este nuevo capítulo de enfrentamientos, se ha echado de menos el que no haya aparecido ningún interlocutor ni del Gobierno ni de la empresa que se haga cargo de las demandas de la comunidad. En el diálogo de anoche se percibía lo que alguien dijo: "la preocupación del Gobierno llega hasta Tatara, donde está la planta de Agrosuper, pero no hasta Freirina, 7 kilómetros más allá; se han preocupado de la empresa y no de los habitantes de Freirina y de la Provincia de Huasco".

Igualmente en este clima se ha hecho presente la indignación de la gente del Valle del Huasco por la reciente aprobación de la Central Punta Alcalde. No hay duda que las necesidades de carácter energético que hoy enfrenta Atacama, nuestro país y el planeta, no nos pueden obligar a hipotecar las vidas humanas ni los recursos naturales, los que están al servicio del hombre, pero para ser usados con responsabilidad y sentido de futuro.

                Espero que las autoridades pertinentes pongan todo su empeño en facilitar el diálogo, al que confiamos contribuirán también con su mejor disposición todos los actores involucrados.

                Quienes buscamos el bien común, en especial los que tratamos de seguir a Jesús de Nazareth como Señor y Maestro, estamos llamados a discernir y apoyar lo que favorece la dignidad humana. Pedimos al Dios de la vida que aleje del corazón y de las manos todo tipo de violencia, y nos ilumine en tomar las decisiones pertinentes. Que María, la Madre del Señor, cuyo Mes estamos terminando, nos ayude a hacer de Chile una acogedora casa para todos. 

+Gaspar Quintana J., CMF.

Obispo de Copiapó

Copiapó, viernes, 07 de diciembre de 2012

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