martes, 25 de diciembre de 2012

NO HAY ESPACIO PARA DIOS

El Papa dijo que la metodología de nuestro pensar “está planteada de tal manera que, en el fondo, él no debe existir”. Y añadió que aunque parece llamar a la puerta de nuestro pensamiento, “debe ser rechazado con algún razonamiento”. Porque para que sea considerado serio, “el pensamiento debe estar configurado de manera que la ‘hipótesis Dios’ sea superflua”. “No hay sitio para él. Tampoco hay lugar para él en nuestros sentimientos y deseos. Nosotros –prosiguió el Sucesor de Pedro– nos queremos a nosotros mismos, queremos las cosas tangibles, la felicidad que se pueda experimentar, el éxito de nuestros proyectos personales y de nuestras intenciones. Estamos completamente ‘llenos’ de nosotros mismos, de modo que ya no queda espacio alguno para Dios. Y, por eso, tampoco queda espacio para los otros, para los niños, los pobres, los extranjeros”.

En su amplia homilía el Santo Padre abogó para que las “espadas se forjen arados” (Cfr. Is 2, 4); para que “en lugar de armamento para la guerra lleguen ayudas para los que sufren”. Y pidió a Dios que ilumine a la personas “que se creen en el deber aplicar la violencia” en su nombre, para que “aprendan a comprender lo absurdo de la violencia y a reconocer tu verdadero rostro”. “Ayúdanos a ser hombres –imploró el Papa– ‘en los que te complaces’, hombres conformes a tu imagen y, así, hombres de paz”.

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